Descripción
La realidad material de nuestro cuerpo dicta pautas ineludibles de orden genético y metabólico. Se ha evidenciado que a través de los tiempos el ser humano se adapta de manera gradual mediante cambios en su metabolismo en respuesta a sus costumbres y cultura alimentaria. Además, nuestro cuerpo necesita de actividad física para su buen funcionamiento y así regular el balance energético que redunda en un peso y composición corporal saludable. La transformación de nuestro imaginario sobre el peso y nuestra forma corporal saludable ha sufrido un cambio radical en el último siglo; a principios del siglo pasado se entendía que la composición corporal con alto contenido graso era sinónimo de salud y abundancia, mientras que hoy día se entiende que el estar delgado y en forma o con una composición corporal con un bajo contenido de grasa corporal asegura una vida saludable y distanciada de los procesos patológicos y de enfermedad. Como seres sociales nos desarrollamos y funcionamos dentro de un modelo o sistema socio-económico que en las últimas décadas ha incrementado la promoción y publicidad de productos alimentarios que facilitan el incremento de tejido graso en la masa corporal. Las consecuencias de dicho desenfreno han llevado a la obesidad a niveles epidémicos, tanto en niños como en adultos. Por otro lado, la promoción y mercadeo de remedios rápidos y supuestamente milagrosos para perder peso y disminuir el tejido graso también ha encontrado su mercado, pero con resultados peligrosos, transitorios e inapropiados.